martes, 19 de marzo de 2013

SIHH 2013: Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Tourbillon Cylindrique

Inspirándose en sus calendarios perpetuos del siglo XIX, Jaeger-LeCoultre ha dado vida a una de sus más hermosas complicaciones en el seno de la línea Master Grande Tradition: el Master Grande Tradition Tourbillon Cylindrique à Quantième Perpétuel.
Esta pieza de excepción rinde homenaje a Antoine LeCoultre y a los 180 años de existencia de la Manufactura, enfrentándose a una auténtica proeza mecánica.


El reloj, dotado de un tourbillon volante y de un calendario perpetuo, ha sido realizado con el mayor respeto a la más noble tradición relojera y se inscribe en la historia de la búsqueda de la precisión absoluta, tan preciada por el fundador de la Manufactura Jaeger-LeCoultre.
En una caja grande de 42 mm, el Calibre Jaeger-LeCoultre 985 palpita al ritmo de un tourbillon volante y dispone de una espiral cilíndrica, lo que garantiza prestaciones cronométricas excepcionales. El tourbillon es una auténtica proeza. Su jaula de titanio grado 5, su gran volante de oro de 14 quilates y su espiral cilíndrica desarrollada por Jaeger-LeCoultre ofrece una sensación de levitación: el tourbillon parece estar suspendido en el aire en el corazón del movimiento.


A los lados, las indicaciones del calendario perpetuo distribuyen con gran claridad las indicaciones día, fecha, mes, año y fases de la luna. El segundero pequeño cuenta los segundos sobre el tourbillon volante.

Estéticamente el Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Tourbillon Cylindrique presenta una perfecta armonía entre clasicismo, pureza, elegancia y modernidad.
Su nueva caja de platino extra-white rinde homenaje al siglo XIX inspirándose en los patrones de estilo de los relojes de bolsillo de esta época. En los detalles de su diseño destacan los mismos patrones: índices, minutería tradicional, esfera graneada plateada. Nuevas agujas “dauphine” sobrias, que se conjugan perfectamente con el carácter clásico de la pieza.


El cristal de zafiro permite admirar las decoraciones realizadas a mano. La masa oscilante de oro de 22 quilates presenta una reproducción de la medalla de oro obtenida en 1889 por Jaeger-LeCoultre en la Exposición Universal de París, por su pericia relojera y su espíritu de inventiva. La espiral cilíndrica del tourbillon volante, perfectamente visible, recuerda hasta qué punto las complicaciones relojeras presentes en el reloj parecen evolucionar en otra esfera relojera.

Esta pieza, de la cual solo se fabricarán 180 unidades, monta un nuevo movimiento mecánico de carga automática, Calibre Jaeger-LeCoultre 985, fabricado, ensamblado y decorado a mano; compuesto por 431 piezas (49 rubíes); posee unas medidas de 30,7 mm de diámetro y 8,15 mm de altura. Late a 28.800 alternancias por hora y ofrece hasta 48 horas de reserva de marcha.
Cuenta con las funciones de: horas, minutos, indicación del segundero pequeño sobre el tourbillon volante, calendario perpetuo: indicación de la fecha, del día, mes, año y fases de la luna.

El Calibre Jaeger-LeCoultre 985 se alberga en una caja de platino extra-white de 42 mm de diámetro y 13,1 mm de altura. Hermética hasta los 50 metros. Se acompaña de una pulsera de piel de cocodrilo cosida a mano, con una hebilla de hebijón de platino 950.

Referencia: Q504 65 20

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