El modelo Cadran Lové Tourbillon de Cartier es un juego de equilibrio y contraste en torno a una complicación, su ingenioso tourbillon volante. La rejilla en oro macizo, cincelada y calada de números romanos, asume la forma de una arena que se hunde hacia la jaula del tourbillon adoptando su forma. Un decorado poderoso y masculino que sugiere una impresión de vértigo dominada por el grafismo riguroso del ferrocarril.
El tourbillon aporta el ritmo relojero a este impactante reloj de la colección Montre Rotonde de Cartier, que cuenta con una caja de 46mm de diámetro. El latido del tourbillon volante nace del Calibre 9458 MC, que goza de la distinción del Punzón de Ginebra.
En lugar de colocar la jaula del tourbillon en la forma tradicional, protegida entre los puentes y la platina del movimiento, el tourbillon volante del reloj ha sido concebido para magnificar su estética. De hecho, la jaula del tourbillon parece «sobrevolar» los puentes, como en ingravidez por encima de la esfera, más expuesta a los golpes que podrían desequilibrarla. Se trata de una construcción más estética pero también más delicada técnicamente, a la que los maestros relojeros han tenido que prestar una atención especial.
Pero Cartier ha apostado por revelar a la mirada aquello que, a menudo, permanece oculto: la belleza y la perfección de este movimiento mecánico Manufactura son tanto más estremecedores dado que todos los acabados responden a los requisitos exigentes y altamente selectivos del Punzón de Ginebra.
Pero Cartier ha apostado por revelar a la mirada aquello que, a menudo, permanece oculto: la belleza y la perfección de este movimiento mecánico Manufactura son tanto más estremecedores dado que todos los acabados responden a los requisitos exigentes y altamente selectivos del Punzón de Ginebra.
El reloj cuenta con una caja de oro blanco de 18 quilates de 46,20mm, con una corona perlada adornada con un cabujón de zafiro. Como símbolo de distinción y asociación, Cartier, el indicador del tourbillon volante Tiene forma de "C", de Cartier. Y los números romanos cincelados en la esfera pueden evocar al mítico modelo Santos de Cartier, y más en concreto a sus modelos esqueleto, donde los números adquieren relieve.
La caja cuenta con cristal de zafiro en ambos lados. Es hermética hasta los 30 metros. El reloj se acompaña de una correa de piel de cocodrilo negro con una tonalidad semi-mate negro, con un cierre desplegable doble regulable (BDDR) en oro blanco de 18 quilates.
El reloj monta el Calibre 9458 MC manufacturado por Cartier, un movimiento mecánico de cuerda manual con unas dimensiones de 39mm de diámetro por 5,58mm de grosor, formado por 167 componentes, con 19 rubíes. Tiene una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y una reserva de marcha de hasta 50 horas. Destaca por su tourbillon volante, y goza de la distinción del Punzón o Sello de Ginebra.
Se trata de una edición limitada a 100 unidades numeradas.
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